Valentina




Valentina…así le llamaban sus padres, sus amigas y la luna. Ella era una estudiante, una hija, una compañera de clase, un hada en un mundo poblado de monstruos. Su sonrisa era un bálsamo quitapenas, su mirada era el premio para las bestias cansadas. Y sin embargo, una fiesta fue suficiente para desaparecer.
Al abrir los ojos, se dio cuenta que la oscuridad se había tragado todo rastro de color. La sangre mantenía sus labios pintados de rojo. Una cuerda le daba a sus muñecas un abrazo cruel impidiéndoles separarse. El frío la atacaba violentamente, pues su ropa no estaba para protegerle el cuerpo. La brutalidad del silencio le recordó que no había nadie a kilómetros y que volver a  gritar solo le lastimaría la garganta innecesariamente.
La madrugada estaba muriendo y el sol ya había lanzado su primera amenaza. Valentina evocaba recuerdos para combatir la abrumante quietud. Música, baile y risas lanzadas al viento fue lo primero que se le vino a la mente. Después recordó un saco negro cubriéndole la cabeza cuando se disponía a volver a casa.
En el costado tenía las huellas de una estampida de patadas. En los senos tenía el rastro de besos tomados a la fuerza. En el resto del cuerpo tenía los estragos de la más violenta pasión del muchacho que la había arrastrado hasta aquel solitario lugar. Arrullada por la luna y el dolor, Valentina acarició la poca ropa que aun llevaba puesta y se sorprendió al encontrar un pequeño collar con el dije de un oso que aún colgaba de su garganta. Al recordar su origen sintió ganas de llorar, pero quería mantenerse fuerte para que la luna no se burlara de ella. Sabía que en cuanto amaneciera iba a morir, él se lo había dicho ayer. Recordaba haber visto al sol y la luna morir y nacer durante largo tiempo, pero no recordaba exactamente cuántos días llevaba encerrada. Hoy, quebrándole toda esperanza, él la mataría.
Valentina pasó un par de horas observando la ventana. El sol bostezó mientras despertaba y sus rayos acariciaron la madera y los árboles, dándole color a la desolación que rodeaba a Valentina.
La puerta chilló como una rata cuando él llegó. Sus zapatos lastimaron la madera del suelo mientras la pisaba, sus labios emitieron un saludo burlón y grotesco dirigido hacia su victima amarrada. Valentina mantuvo la mirada fija en la nada mientras él le hablaba al oído, contándole sobre lo benevolente que sería su muerte si se portaba bien esta vez. “Si me complaces, no sufrirás tanto” dijo él mientras una sonrisa le estiraba los labios.
El muchacho desató las manos de Valentina y lentamente las dirigió a su rostro, las bajó a su pecho y luego bajó un poco más. Ella parecía no estar presente, su mente se había fugado a un lugar lejano. Así que simplemente, dejó que él hiciera lo que se le viniera en gana con su cuerpo…ya estaba muerta de cualquier modo.
*
Magda, la madre de Valentina, miraba una foto mientras la pena le mordía el cuello, alimentándose de ella como un parasito. La tristeza le había exprimido hasta la última lágrima, su corazón ya no era más que una pequeña bestia agotada.
La buscaron durante semanas. La buscaron en la casa donde había sido la fiesta, la buscaron en casa de sus amigas, la buscaron debajo de las piedras. Le preguntaron a todo aquel que la conocía, le mostraron su foto a cientos de personas que negaron con la cabeza indiferentemente. Su hija se volvió polvo, cenizas, el recuerdo más feliz y doloroso. No la encontraron, y la esperanza fue una antorcha que se apagó mientras caminaban por las calles.
Ahora Magda se sentaba a la mesa, con una taza de café que no estaba dispuesta a tocar y la mirada perdida que se centraba en un punto fijo en la pared. Abrazó sus recuerdos con salvaje furia, pues esto era lo único que quedaba de Valentina. La noche en que ella se fue, le plantó un beso en la mejilla como despedida. Magda se reprochó con alaridos internos el no haberla abrazado con fuerza. Cuando Valentina se dirigía hacia la puerta, la pequeña Ema salió de una maceta y la asustó juguetonamente, sonriendo satisfecha después de haber logrado su cometido. Valentina abrazó a su hermanita después del susto, le besó la mejilla y le pidió que se portara bien. Ema, sabiendo que su hermana mayor asistiría a una fiesta, le regaló su collar. Pensó inocentemente que eso le ayudaría a verse más elegante, puesto que llevaba en él un enorme dije en forma de oso.
Esa fue la última vez que la vieron. Esa fue la última vez que la sintieron cerca. Esa fue la última vez que el mundo tuvo sentido.
Las lágrimas cayeron dentro del café de Magda. La impotencia se acurrucó en sus ojos, su llanto hizo temblar la tierra. Su corazón se quejó: mátame, estoy cansado de latir inútilmente.
La pequeña Ema entró a la cocina sosteniendo un teléfono con ambas manos. “Mamá…te llaman…”
*
Un hombre colocaba un cartel sobre la carretera. Algún imbécil lo había tirado obligándolo a despertarse temprano para repararlo. Odiaba a los fuereños, solo venían a destruir su preciada paz. El hombre refunfuñó por largo rato y, una vez que el cartel estuvo colocado, le dio un sorbo a su botella de agua y se dispuso a volverá casa. Al dar media vuelta, vio a lo lejos una silueta que caminaba de modo gracioso, como si fuera un zombi. Frunció el ceño y se acercó precavidamente. Al acortar la distancia, se dio cuenta de que era una chica semidesnuda, con sangre en el rostro y una mueca desesperada. El hombre corrió hacia ella y la vio caer al suelo un par de segundos antes de que él llegara. La llevó a su camioneta, hizo una llamada y se dirigieron al hospital del pueblo.
Dos días después, en una cabaña cercana, encontraron el cadáver de un muchacho. Se había roto el cuello al caer por las escaleras. En su ojo derecho, tenía enterrado un dije en forma de oso….

Santiago Pedraza
Foto: Stella Im HUltberg

Comentarios

  1. Buenisimo,😏🤗 sobresale de lo tradicional, es único y genial.

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  2. Fue el chico que le hizo esa maldad tan terrible , estaba harta no la dejo , ella hizo lo que pudo para escapar de él.

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  3. Wow, es lo que quisieramos leer en la vida real. Me gusto!

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  4. Aplausos, un final minusiosamente elaborado !!!

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  5. Carajo, jajajajjaja fue increíble. Estuve confundida por un largo rato pero fue impresionante.

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  6. Carajo, jajajajjaja fue increíble. Estuve confundida por un largo rato pero fue impresionante.

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  7. Realmente increíble atrapa al lector del minuto uno me encanta y un final totalmente inesperado el colgante de oso le dio un toque majestuoso

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  8. Eso fue .... Simplemente genial 👍

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  9. Me fascinó
    En donde puedo encontrarlo en pdf

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  10. Me súper fascinó, simplemente majestuoso...

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  11. Este hombre escribe para impresionar con lo mejor.

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  12. 👏 excelente, cuando lo comienzas a leer te hbliga a terminar.

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